ARTÍCULO: Los Debates Políticos Televisivos

ARTÍCULO: Los Debates Políticos Televisivos
ARTÍCULO: Los Debates Políticos Televisivos

Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD

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Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios de The Ballester Business & Media Group, Inc.

Amigo Lector:

Por considerarlo de interés y actualizante incurro en este campo de los Debates Televisivos para que ustedes puedan comprender mejor su dinámica y desarrollo.

I-PREAMBULO:

Antes que nada deseo esclarecer algunos aspectos de esta dinámica:

1-Un programa televisivo se refiere a un programa o evento que se transmite por televisión. Puede ser una transmisión en vivo o un programa pregrabado que se transmite a los espectadores a través de canales de televisión. Por ejemplo, un partido deportivo que se muestra tal como sucede, un debate en tiempo real o un discurso que se transmite por televisión, son ejemplos de programas televisivos.

2-Un debate político bien ejecutado en televisión puede ser informativo, atractivo e impactante. He aquí algunos requisitos para un buen debate político:

   a)-Participantes informados: Invitar a políticos con conocimientos y que comprendan a fondo los temas ALGIDOS DEL MOMENTO. Su comprensión de las políticas, la gobernanza, la economía y los asuntos públicos es crucial.

  b)-Civilidad: El Moderador debe fomentar una atmósfera respetuosa y constructiva. Debe de evitar que los polemistas incurran en los ataques personales, gritar o interrumpirse unos a otros.

  c)-Moderación: Un moderador capacitado es esencial. Debe garantizar la igualdad de tiempo para hablar, hacer cumplir las reglas y guiar los debates. Demasiados periodistas participantes e inquisidores pueden saturar el formato.

  d)-Formato claro: Se debe definir la estructura del debate con anticipación. Considerar formatos como declaraciones iniciales, refutaciones y comentarios finales. Los límites de tiempo para las respuestas ayudan a mantener el enfoque de los temas tratados y la atención del público. 

  e)-Participación de la audiencia: El Moderador debe preguntas de la audiencia o de las redes sociales. Esto fomenta la interacción directa y aborda las preocupaciones de los ciudadanos.

  f)-Análisis en profundidad: Como Moderador debe de ir más allá de lo pueril y obvio. Aliente a los candidatos a profundizar en los aspectos específicos de las políticas, las compensaciones y las estrategias de implementación.

NOTA 1.:Recuerde, un debate exitoso informa a los votantes, moldea opiniones y contribuye a una democracia saludable. 

II-DINAMICA DE DESARROLLO:

Una de las principales razones por las que muchos creen en la necesidad del debate político es que dicho discurso permite a los votantes escuchar a todos los candidatos para comparar y contrastar sus visiones, una herramienta esencial necesaria para tomar una decisión informada. De ahí que, la mayoría de la gente está a favor del debate político

La exposición mediática del debate permite al electorado aprender más sobre los novatos políticos que de otro modo podrían permanecer en gran medida desconocidos durante todo el período de campaña.

Por otro lado, quienes se oponen inflexiblemente a que los candidatos debatan insisten en que hablar es barato, que aquellos que son vistos como ganadores son simplemente los habladores y que la mejor manera de evaluar a los candidatos es examinar su historial.

Sin embargo, también hay otros que piensan que participar en un debate es de poca utilidad, especialmente para quienes disfrutan de una cómoda ventaja en las encuestas. Mientras que algunos críticos ven esa postura como el colmo de la arrogancia, quienes están en contra de los debates preguntan: 

¿Por qué arriesgarse a ser atacado en un debate y posiblemente perder algunos puntos? 

¿Por qué permitir que los desconocidos ganen protagonismo mediático a expensas de los candidatos populares o conocidos?

Empero, otra forma de considerar el valor del debate político es verlo desde el punto de vista de los votantes y no del de los candidatos. Sin el debate, se estaría privando al votante de:

a)- La oportunidad de conocer a otros candidatos igualmente calificados, 

b)-Enterarse de los que van rezagados en las encuestas simplemente porque no tienen los medios o el apoyo financiero suficiente para pagar anuncios televisivos muy caros.

c)-La oportunidad de superar la disfunción político-emocional por la cual las canciones y los bailes prevalecen en las salidas de campaña, y principalmente, en la pura popularidad de los candidatos y los índices de audiencia de las encuestas.

d)- De edificarse mejor y forjarse un mejor criterio de excelencia en el liderazgo con el cual medir a los mejores candidatos y programas a apoyar.

e)-Además, pudiera ocurrir una disuasión , involuntaria o dirigida, hacia los votantes de convertirse en una fuerza potente capaz de discernir las opciones correctas y no ser víctimas de promesas vacías de políticos expertos en políticas clientelistas y publicidad astuta.

Amigo Lector, no es ningún secreto que nuestra política sigue dominada por personalidades, algunas de las cuales no están motivadas por el amor a la patria sino puramente por intereses egoístas. La nuestra es muy diferente de otras democracias, donde los aspirantes potenciales se someten a un rígido escrutinio público en reuniones públicas, primarias y debates públicos, donde los temas se desgranan y discuten a fondo, y donde el carácter de los candidatos puede evaluarse más detalladamente.

En nuestro País, NO existe un sistema de partidos políticos auto solventables e independientes de la Plutocracia y Cleptocracia gobernante,  mediante el cual los grupos políticos presenten al electorado plataformas, políticas y puntos de vista claramente diferenciados sobre asuntos vitales que permitan a los votantes examinar suficientemente las propuestas antes de tomar una decisión informada el día de las elecciones. Nuestro estilo de política sigue estando impulsado por la personalidad sin una plataforma partidaria de gobernanza clara y coherente. Además, la mordaza del clientelismo político elimina toda posibilidad de crítica y auto revisión partidaria.

Si tuviéramos un sistema de partidos verdaderamente funcional, los problemas nacionales y locales se podrían analizar exhaustivamente y a los votantes se les presentaría una variedad de programas y plataformas de gobierno, así como candidatos altamente calificados y con principios que encarnaran los principios del partido y que tuvieran sometido al estricto proceso del partido para seleccionar líderes competentes y comprometidos con nuestras raíces culturales, religiosas e históricas.

Pero un verdadero sistema de partidos en nuestro país sigue siendo una quimera. Durante mucho tiempo, los candidatos son autoproclamados, ungidos o coronados por bloques de poder o grupos de intereses creados. Se puede ganar a los candidatos porque las encuestas así lo dicen y porque tienen recursos para montar una campaña bien financiada y organizada. Los planes y programas presentados suelen ser buenos sólo en papel, pero rara vez se utilizan como base para elegir candidatos.

Las campañas electorales han adquirido una atmósfera de fiesta, ya que a los votantes se les ofrecen obsequios y pueden ver actuaciones gratuitas de personalidades del mundo del espectáculo. Y, como la incidencia de la pobreza en el país se mantiene prácticamente sin cambios, estadísticamente en todas las elecciones de las últimas tres décadas, no se puede culpar enteramente a los pobres si no ven las elecciones como deberían ser: un medio de cambio significativo para mejorar la difícil situación de la nación.

De hecho, no sorprende que los pobres quieran literalmente sacar provecho de las elecciones porque su miseria continuará, gane quien gane. Para ellos, el momento de las elecciones es el momento de la venganza: no para deshacerse de los malos políticos, sino para obtener una parte del dinero que se percibe como robado, o que todavía está por ser robado, de las arcas públicas. ¡Por eso, en nuestro País se vota EN CONTRA y no a favor! 

El voto de castigo se basa en una solapada venganza de favores no obtenidos o promesas incumplidas, sobre todo en el sector de la Clase Media.

Pero la esperanza es eterna. Quienes aspiran a un mejor País deberían apoyar medidas concretas para examinar a los candidatos nacionales y locales. Podríamos citar estas tres percepciones:

-Su Aptitud y competencia para aspirar a cargos públicos

-Su experiencia y trayectoria en el desempeño de funciones publicas

-Su devenir social y familiar, donde el rubor y el escándalo no estén presentes

Dicho en buen castellano, que el aspirante o proponente no impida el libre debate de las ideas debido a fallas, lagunas o omisiones en estas tres percepciones.